Estos días con el asunto este del rechazo del Grupo Techint de aceptar la participación de los directores del Estado Nacional por la minoría accionaría en Siderar y el montaje mediático al respecto, que de tan previsible y repetitivo con la sempiterna cantinela del libre mercado y demás lugares comunes del recetario neoliberal, produce un cansancio y un hartazgo tal que por varios días uno prefiere dedicarle tiempo a la crianza de los pajaritos y preparar la huerta con las variedades otoñales, en lugar de seguir presenciando estas historietas repetidas.
No obstante este debate publico, por un puñado de directores en una asamblea accionaria, me hizo retrotraer en el tiempo allá por los mediados de los ochenta cuando se discutía a la defensiva ante la ola mundial.
Recordaba los planteos de algunos, como el de la solicitada que ilustra el post, en defensa de SOMISA por parte de la UCR de San Nicolás, me pregunto en que andarán los firmantes.
Los recuerdos provocan que el cansancio y el hartazgo se me transforme en bronca por el brutal retroceso que supimos conseguir.
Aunque hoy pareciera que estamos desandando el camino, esta claro que no va a ser fácil levantar el techo y que poca cosa parecen unos pocos directores comparados con una empresa estratégica para el desarrollo autónomo del país como fue SOMISA, que en el año 92 fue privatizada, en un proceso que hasta los ultraliberales critican, por valores irrisorios, comprada por ese grupo que hoy tiene una posición dominante y pretende dar clases de republicanismo para defender su “libertad mercado”.
Que alto costo social ( y políticos) tiene no perseverar en ciertos principios rectores como aquellos enunciados en la Hora del Pueblo y cuanto va a costar la reparación, si es que algún día llega.
Saludos Cordiales.
Para más detalles leer: El efecto desocupación. Cartas de una reconversion salvaje.
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