lunes, 15 de febrero de 2010
Crónica de una suba anunciada.
Por Carlos Leyba
¿Es necesario recordar que no sólo de soja vive el hombre argentino? Las proteínas de origen animal -sin tener en cuenta el aporte experimental local respecto del efecto afrodisíaco de la carne de cerdo y la capacidad de volar que brinda la de pollo- sabido es que son parte esencial de la dieta nacional. Los 70 kilos por habitante y por año, son una exclusividad.
Lo de la soja surge porque en lo que va del siglo XXI, las arcas públicas y la estabilidad del tipo de cambio han sido hijas del precio internacional y de la capacidad de producción local de soja.
Por su parte, la estabilidad de los precios internos y el humor social han estado, desde siempre, vinculados a los precios y al abastecimiento de carnes y lácteos.
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